Baño en el río Sena: Un nuevo capítulo en París tras un siglo de espera

Desde la apertura de tres zonas de baño en el río Sena a principios de julio, más de 35.000 personas han disfrutado de esta experiencia única en París. Este acontecimiento marca un hito histórico, ya que es la primera vez que se permite el baño en esta emblemática vía fluvial desde 1923. La reapertura se produce tras años de trabajos de limpieza y en el contexto de los Juegos Olímpicos de 2024, en los que se realizarán pruebas en sus aguas. Aunque las persistentes lluvias de verano han planteado desafíos, las autoridades parisinas han expresado su satisfacción con la respuesta del público.

La inversión en la mejora de la calidad del agua del Sena ha sido considerable, alcanzando más de 1.400 millones de euros (1.615 millones de dólares). Estos fondos se han destinado a la creación de sistemas de captación de aguas residuales para prevenir que se viertan directamente en el río. Sin embargo, la mezcla de aguas pluviales y residuales en una única red supone que durante fuertes lluvias, estas se vierten en el Sena, lo que limitó la apertura de las zonas de baño en ciertos momentos. Este tipo de incidentes ya causó retrasos en las pruebas de los Juegos Olímpicos el año anterior, debido a la calidad del agua.

Las zonas habilitadas para el baño están abiertas al público de forma gratuita hasta el 31 de agosto. El día más concurrido hasta ahora se registró el 13 de julio, con alrededor de 5.700 bañistas. Entre los usuarios se encuentran tanto parisinos como turistas, así como personas que utilizan el espacio para actividades deportivas, como correr y nadar. Esta interacción con el río responde a una creciente necesidad de adaptación al cambio climático, sobre todo en momentos en que las temperaturas alcanzan niveles extremos, rozando los 40 grados centígrados.

Para garantizar la seguridad de los bañistas, se han implementado medidas de vigilancia en las zonas habilitadas. Aquellos que deseen nadar deben pasar una prueba para garantizar que pueden hacerlo sin ayuda. Además, se han establecido sistemas de banderas de colores que indican el caudal y la calidad del agua. Si se muestra una bandera roja, el baño queda prohibido, una medida que se activó tras las fuertes lluvias, que llevaron a un cierre temporal de las zonas de baño.

A pesar de las restricciones y las precauciones, el acceso a un espacio acuático en el corazón de la ciudad ha sido visto como un cambio positivo y necesario. La normativa que prohíbe el baño en áreas no autorizadas busca prevenir accidentes y asegurar la calidad del uso recreativo del río. A medida que más ciudadanos se familiarizan con estos espacios, las autoridades también están planificando expandir las áreas de baño el próximo año, lo que ofrecerá aún más oportunidades para disfrutar del Sena.

En resumen, el reciente acceso al baño en el río Sena representa una adaptación contemporánea de París a los desafíos del cambio climático y una nueva forma de interactuar con este emblemático río. Con un contexto histórico único y una inversión significativa en infraestructura, el Sena se perfila como un lugar clave para la recreación y el deporte en la capital francesa, abriendo un capítulo prometedor en la relación de los parisinos con su entorno acuático.

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