Profesores Universitarios en Venezuela: Un Llamado Urgente a la Mejora Salarial
La grave crisis salarial que atraviesa el sector universitario en Venezuela está llevando a los profesores a exigir mejoras urgentes. José Gregorio Alfonso, presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (UCV), ha expuesto que la universidad ha perdido entre el 44% y el 50% de su cuerpo docente en los últimos años. Este drástico descenso ha sido causado por las condiciones laborales precarias asociadas a salarios que apenas alcanzan para vivir. La situación no solo es inaceptable, sino que representa una amenaza significativa para el futuro de la educación superior en el país.
A lo largo de los años, los docentes de la UCV han planteado sus demandas de mejoras salariales no como un privilegio, sino como una exigencia esencial para garantizar la calidad de la educación universitaria. Alfonso enfatiza que es crucial valorar el trabajo de quienes dedican sus vidas a la educación, ya que el futuro del país depende de la formación y el desarrollo de talento humano calificado. La pérdida de esta “capital humano” impacta directamente en la capacidad de investigación e innovación que las universidades pueden ofrecer, pilares fundamentales para el crecimiento de la nación.
Desde 2022, los salarios universitarios se han mantenido congelados, lo que dificulta aún más la situación de los docentes. El salario base varía entre 130 bolívares para trabajadores en niveles básicos y hasta 522 bolívares para profesores de alto rango con dedicación exclusiva y prolongada trayectoria. Esta remuneración, que en muchos casos se traduce en menos de cinco dólares al mes, es insuficiente para cubrir las necesidades básicas de vida. Además, los profesores han recibido un bono en bolívares de 120 dólares como parte de un ingreso “contra la guerra económica”, lo que resulta ser un paliativo que no aborda las desigualdades salariales.
Uno de los puntos críticos que ha destacado Alfonso es la entrega uniforme de los 120 dólares, sin tener en cuenta las jerarquías ni la antigüedad de los docentes. Esta falta de consideración por la trayectoria y las responsabilidades de cada profesor ha llevado a una sentimiento de descontento y frustración entre el personal académico. La inequidad en la distribución de estos recursos perpetúa un sistema que subvalora el esfuerzo individual y colectivo dentro de las instituciones educativas.
Además, se ha denunciado una pérdida del 95% en el bono vacacional. El presidente de la asociación ha propuesto que, al menos, este bono se calcule con base en el ingreso actual de 120 dólares, argumentando que estas compensaciones deberían ser justas y acordes con la realidad económica que enfrenta el país. Los 105 días de salario integral que estipulan los contratos laborales deben ser revisados con urgencia para reflejar el compromiso real que los docentes tienen con la educación de los jóvenes.
Al comparar los sueldos de los profesores venezolanos con los de otras naciones de la región, la situación se torna aún más alarmante. A pesar de que otros países como Colombia, Brasil y Argentina también enfrentan desafíos, los salarios de los profesores de mayor nivel allí oscilan entre 2,800 y 3,200 dólares, muy por encima de lo que se paga en Venezuela. Incluso países, como Siria e Irán, que están bajo severas sanciones, logran ofrecer mejores salarios que el profesorado en Venezuela.
En conclusión, es imperativo que las autoridades tomen medidas concretas para abordar la crisis salarial en el sector universitario. Los profesores no solicitan privilegios; exigen justicia y respeto por su labor fundamental en la educación y desarrollo del país. La inversión en el capital humano es una inversión en el futuro, y si no se actúa de inmediato para mejorar las condiciones laborales de los docentes, se arriesga el futuro educativo de toda una generación.