La música de Molotov: Un regreso vibrante a Caracas
La banda mexicana Molotov, considerada un ícono del rock de protesta en Hispanoamérica, regresó a Caracas el 16 de agosto 2023, casi 17 años después de su último concierto en la ciudad. Esta presentación no solo conmemoró sus 30 años de carrera en la gira TXXXR, sino que también reafirmó su conexión con una generación en constante búsqueda de un espacio para expresar su descontento. La respuesta de los fanáticos fue contundente: no se trataba solo de un concierto, sino de un ritual de catarsis colectiva.
La atmósfera del concierto
El regreso de Molotov se realizó en la Concha Acústica de Bello Monte, un lugar que había estado marcado por el silencio durante casi dos décadas. Desde la llegada del público, la atmósfera era de expectativa. A pesar de un aforo inicialmente a medio llenar, no se podía ignorar la importancia del evento: era una reunión de amigos y seguidores. Uno podía sentir en el aire la camaradería y el deseo de revivir momentos pasados a través de la música de una banda que ha sido banda sonora de muchas generaciones.
Un espectáculo sin precedentes
Cuando el espectáculo comenzó, todos los temores sobre la ausencia de Tito Fuentes, guitarrista crucial de la banda, se disiparon. Jay de la Cueva, quien lo reemplaza, mostró su destreza y energía, afectando positivamente el sonido del grupo. Desde el primer acorde de “Amateur (Rock Me Amadeus)”, la conexión entre la banda y el público fue palpable. Cada canción resonó con fuerza, desde clásicos como “Frijolero” hasta la incendiaria “Gimme tha Power”, que cobró un nuevo significado en el contexto venezolano.
La relevancia de la música de Molotov
El talento de Molotov para abordar temas sociales y políticos ha sido el núcleo de su relevancia durante tres décadas. Canciones que critican la corrupción y la injusticia se transformaron en himnos de resistencia, resonando con el público venezolano ávido de cambio. La energía en el recinto era un testimonio de que sus letras atraviesan fronteras, unificando a personas de diferentes generaciones y contextos.
Una experiencia auténtica
A diferencia de otros eventos contemporáneos, la noche estuvo marcada por una notable ausencia de teléfonos móviles. La audiencia eligió estar presente en el momento, disfrutando de la música sin distracciones. Este fenómeno fue casi revolucionario en la era digital y destacó el poder de la música de Molotov como un grito de guerra compartido por miles de almas. La simplicidad del espectáculo permitió enfocarse en lo esencial: la música.
Reflexiones sobre la vigencia de Molotov
La capacidad de Molotov para mantenerse relevante en un panorama musical dominado por el reguetón y el pop comercial es digna de estudio. La música de la banda no es un producto de temporada; es un documento cultural que sigue resonando con aquellos que buscan una voz en la protesta. Una fanática lo resumió con claridad: “Molotov no pasa de moda, como Mozart o The Beatles”.
Un final explosivo
La noche culminó con una explosión de energía y emoción, cerrando el espectáculo con “Puto”, la canción más controvertida de la banda. En un gesto de celebración, invitaron a varias mujeres del público al escenario, creando una atmósfera de alegría y descontrol controlado. Cuando Molotov dejó el escenario, lo hizo dejando un vacío en la sala, pero también un eco de rabia y esperanza en el aire.
Conclusión: Un legado que persiste
El regreso de Molotov a Caracas no solo rompió un largo silencio, sino que reafirmó la necesidad de una voz que critique y cuestione el presente. En una ciudad que ha atravesado tantas dificultades, Molotov demostró que su discurso sigue siendo tan relevante como necesario. La noche vibró con ecos de un pasado que no se ha extinguido, recordando a todos que, incluso en los tiempos más oscuros, siempre habrá música para rebelarse.


