Protestas en Bogotá: Heridos y Rechazo a Políticas de EE. UU.
Las recientes protestas en Bogotá, organizadas por diferentes colectivos sociales, indígenas y campesinos, han tenido un desenlace violento y significativo. El viernes, cuatro policías resultaron heridos por ataques con flechas y artefactos explosivos frente a la embajada de Estados Unidos. Estas movilizaciones, que comenzaron días antes, reflejan el descontento con las políticas del gobierno de Donald Trump y la intervención de EE. UU. en asuntos latinoamericanos, generando un ambiente de caos que se tornó insostenible.
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, compartió en X que algunos de los atacantes estaban encapuchados y utilizaron herramientas incendiarias para realizar su protesta. Las imágenes del caos, con sirenas y gases lacrimógenos, fueron difundidas por el Ministerio de Defensa. Esto evidenció la gravedad de la situación. Los manifestantes, bajo el lema “Congreso de los Pueblos”, buscaron expresar su rechazo a lo que consideran injerencias estadounidenses, especialmente en contextos de crisis humanitaria y social en Latinoamérica y el Medio Oriente.
Uno de los voceros de las organizaciones sociales, Jimmy Moreno, explicó que estas movilizaciones son una defensa de la soberanía colombiana. La protesta también se centró en el rechazo a políticas que han conducido a lo que él denomina “genocidio palestino” y a la amenaza sobre el modelo bolivariano en Venezuela. Moreno enfatizó que estas acciones son un llamado a la unidad y a la resistencia ante lo que consideran intervenciones destructivas por parte de EE. UU. en la región.
Las protestas en Bogotá, que comenzaron el lunes, escalaron en intensidad y violencia. Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda en la historia de Colombia, aludió a la necesidad de proteger la embajada de EE. UU. al mismo tiempo que condenó la agresión de un grupo más radical que atacó a la policía. Petro ha manifestado su oposición a la presencia militar estadounidense en el Caribe, considerándola una amenaza a la soberanía de países latinoamericanos.
La crítica al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, tampoco se quedó atrás. Petro ha descrito sus acciones en Gaza como genocidio, alineándose así con una parte significativa de la población colombiana que se opone a la intervención en el conflicto israelí-palestino. Esta postura ha resonado fuertemente entre los manifestantes que buscan dignificar su voz y sus derechos humanos en el plano internacional.
Ante esta situación, el Congreso de los Pueblos hizo un llamado al gobierno de Petro para construir un “frente antimperialista”. Esta propuesta refleja el deseo de establecer una mayor unidad entre las diferentes organizaciones sociales que se oponen a la injerencia estadounidense y buscan alternativas a sus políticas en Colombia y la región. Las manifestaciones son solo una muestra más de un descontento profundo que ha ido creciendo, reclamando una mayor soberanía y justicia social frente a las injusticias percibidas.
Las protestas y la respuesta del gobierno son un recordatorio de las tensiones persistentes en torno a la política exterior de EE. UU. y su impacto en Latinoamérica. La lucha por la soberanía continúa, y con ello, la necesidad de diálogo y atención a las reivindicaciones sociales, que son fundamentales para construir un futuro más justo en la región.


