Carlos Julio Rojas: Un Año de Detención y Lucha por la Libertad

El periodista y activista Carlos Julio Rojas ha estado detenido durante un año en El Helicoide, una instalación del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), sin juicio ni acceso a una defensa confiable. Su esposa, Francy Fernández, ha alzado la voz para denunciar las irregularidades en su caso, que comenzó con su arresto el 15 de abril de 2024, cuando fue secuestrado por hombres enmascarados y sin identificación en el centro comercial Sambil de la Candelaria. Este hecho ha despertado la preocupación tanto a nivel nacional como internacional, dada la falta de transparencia y las graves acusaciones en su contra.

En la presentación ante el tribunal, que se llevó a cabo dos días después de su arresto, Rojas no tuvo la oportunidad de contar con su abogado de confianza ni de comunicarse con sus familiares, lo que plantea serias dudas sobre la legalidad de su detención. Las autoridades lo acusan de delitos como asociación para delinquir, terrorismo, conspiración, instigación y tentativa de magnicidio. Sin embargo, su familia y defensores judiciales sostienen que no existen evidencias que respalden tales acusaciones y que el proceso judicial ha estado marcado por numerosas irregularidades y violaciones de derechos humanos.

A pesar de las graves acusaciones, la imagen que se tiene de Carlos Julio Rojas es la de un líder comunitario respetado y una persona de bien. Su esposa Francy Fernández insiste en que su esposo no es capaz de causar daño a nadie y ha continuado luchando por su libertad. Lamentablemente, durante este tiempo, Rojas ha sido defendido por un abogado asignado por el Estado, quien según Fernández ha mostrado una falta de compromiso con el caso. “Solo he visto al defensor dos veces y me dicen que ‘no hay sistema’ cada vez que pregunto en los tribunales”, relata Fernández.

La carga emocional que representa la detención de Rojas no solo afecta a él, sino también a su familia. La incertidumbre sobre su bienestar y la falta de comunicación han hecho que su entorno familiar viva una situación similar a la prisión. Su esposa ha expresado lo difícil que es depender de un solo contacto telefónico para saber si su esposo está bien, lo que ha generado una fuente constante de angustia y sufrimiento.

La detención de Carlos Julio Rojas ha reverberado más allá de las fronteras de Venezuela. Organizaciones internacionales de derechos humanos, como Amnistía Internacional, han declarado su condición de preso de conciencia. Además, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le ha otorgado medidas cautelares y Volker Türk, el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, ha pedido su liberación inmediata. Estas acciones demuestran cómo el caso ha captado la atención mundial y resalta la lucha continua por la libertad de expresión y la defensa de los derechos humanos en el país.

A medida que se cumple un año de la detención de Carlos Julio Rojas, su familia y sus defensores continúan abogando por su libertad. La insistencia de su esposa en que “no ha cometido ningún delito” subraya el mensaje de lucha y justicia que se ha erigido alrededor de su nombre. La situación de Rojas es un recordatorio de los muchos desafíos que enfrentan periodistas y activistas en contextos de represión y falta de democracia, y destaca la importancia de la solidaridad y el apoyo a la causa de la libertad de expresión en Venezuela y en todo el mundo.

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