Venezuela y la Violación del Tratado de Tlatelolco: La Amenaza de un Submarino Nuclear
En un evento reciente, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, declaró que Estados Unidos ha violado el Tratado de Tlatelolco de 1967, un acuerdo que establece a América Latina y el Caribe como zonas libres de armas nucleares. Esta afirmación surge tras la supuesta presencia de un “submarino nuclear” estadounidense cerca de las aguas territorial de Venezuela. Según Maduro, esta situación representa una amenaza sin precedentes para la estabilidad de la región, al tiempo que criticó la actitud de supremacismo de ciertos países.
La preocupación de Maduro no es infundada. En una transmisión televisiva, enfatizó que “Venezuela no le tiene miedo a nadie” y que el país no aceptará el dominio de otros. En sus declaraciones, el mandatario venezolano subrayó la importancia del Tratado de Tlatelolco, señalando que la movilización de un submarino nuclear en la región es un acto que desafía el compromiso de liberar América Latina de armas nucleares. Este hecho no solo es alarmante desde el punto de vista de la defensa nacional sino que también podría desestabilizar el delicado equilibrio político de la región.
La representación de Venezuela ante la ONU ha llevado este tema a la arena internacional, alertando sobre el despliegue planeado de un “crucero lanzamisiles” y un submarino nuclear de ataque rápido por parte de EE. UU. Estos movimientos militares son considerados por Caracas como “acciones hostiles” que atentan contra la paz y la seguridad regional. De manera urgente, el gobierno venezolano ha demandado el retiro de este despliegue militar y ha exigido garantías de que Estados Unidos no interferirá con acciones nucleares en el área.
Expertos en asuntos militares han indicado que submarinos nucleares como el USS Newport News, mencionado por Venezuela, generalmente no transportan armas nucleares. Sin embargo, el impacto de estas declaraciones resuena en el contexto de tensiones entre Caracas y Washington. Además, la reciente escalada en las recompensas por información que lleve a la captura de Maduro, duplicada a 50 millones de dólares, añade un nuevo nivel de presión sobre el mandatario, quien es acusado de narcotráfico.
Mientras tanto, el gobierno venezolano ha decidido incrementar su presencia naval en el Caribe bajo la premisa de combatir el narcotráfico. Esta acción coincide con las declaraciones de Estados Unidos de que utilizará “todo su poder” para detener el flujo de drogas hacia su territorio. De este modo, se establece un complejo escenario donde las tensiones militares y la lucha antidrogas se entrelazan, aumentando las posibilidades de confrontación.
Por último, Venezuela también ha hecho un llamado a la Organización del Tratado de Prohibición de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (OPANAL) para convocar consultas urgentes sobre este asunto. Maduro ha instado a los Estados miembros de la ONU a apoyar el carácter desnuclearizado de la región, resaltando que es crucial preservar la seguridad y la estabilidad sin la amenaza de armamento nuclear. Este llamado subraya la relevancia del Tratado de Tlatelolco y la necesidad de protección mutua entre los países latinoamericanos en un momento de creciente militarización.


