Celebrando la Creatividad Infantil en Caracas: El Éxito de "La Imagen y la Palabra"

En un enfoque innovador hacia la educación literaria, 72 niños de escuelas de las parroquias caraqueñas de Antímano, Artigas y Catia han dejado volar su imaginación y creatividad gracias a la colaboración entre Bancamiga y la Fundación por la Lectura MFM. El programa "La Imagen y la Palabra" culminó el pasado 12 de junio, donde se celebró el acto de clausura que destacó las habilidades literarias adquiridas por los estudiantes de 5to grado de diversas instituciones educativas. Este artículo examina los hitos del proyecto, el impacto en la comunidad y la visión a futuro de esta iniciativa.

Durante cinco sesiones enriquecedoras, los estudiantes participaron en talleres de escritura y narración de cuentos. Guiados por expertos docentes, pudieron crear sus propias publicaciones y audiolibros. Este programa no solo busca mejorar las habilidades lingüísticas de los niños, sino también consolidar su conexión con la lectura como fuente de inspiración y aprendizaje. La participación activa y la creatividad desembocaron en obras que reflejan no solo la voz de los niños, sino también sus sueños y aspiraciones.

José Simón Elarba, presidente de la Junta Directiva de Bancamiga, expresó su satisfacción con los resultados del programa. "Esto es solo el comienzo; planeamos extender esta iniciativa a otras escuelas en Caracas y, eventualmente, a regiones del interior del país", comentó Elarba. Esta declaración pone de relieve la intención de seguir invirtiendo en el desarrollo educativo y cultural de la comunidad. Además, enfatizó la importancia de cada donación y su impacto positivo en el entorno, generando un interés creciente por la lectura y la literacidad entre los jóvenes.

Mariana Flores, presidenta de la Fundación por la Lectura MFM, también celebró este logro. Destacó cómo la alianza entre Bancamiga y la fundación ha posibilitado proyectos que fomentan la creatividad y el compromiso social. “Conocer las historias de estos 72 niños llenó mi corazón de alegría. Cada uno de ellos tiene sueños que quieren alcanzar”, expresó Flores. Es fundamental que los más jóvenes se sientan escuchados y valorados, y este programa les proporcionó el espacio necesario para expresarse y compartir sus historias.

La directora del programa, Lorena González Inecco, se mostró emocionada por la labor realizada. "Guíar a estos estudiantes en su proceso creativo ha sido un honor. Los colegios nos abrieron sus puertas y logramos conectar con los artistas y los niños", indicó Inecco. Este enfoque integral en la educación, que combina la literatura con la expresión artística, contribuyó a un entorno de aprendizaje dinámico y positivo. Se observa un intento claro de influir en los procesos de aprendizaje de una manera que fomente la autonomía y la creatividad.

A través de una combinación de poesía, lectura, escritura, collages y dibujo, los talleres ofrecieron un enfoque multidisciplinario que resultó en una experiencia enriquecedora para los estudiantes. Freisy González, antropóloga y artista visual, compartió cómo las actividades incluyeron lecturas sobre el mar y comunidades indígenas, facilitando así un espacio donde los niños pudieron conectarse emocional y creativamente. El reconocimiento de sus emociones y su creatividad contribuyó a un entorno de aprecio y respeto entre los estudiantes.

Por su parte, el artista visual Jonathan Lara enfatizó la importancia de enseñar a los niños a escucharse a sí mismos y a los demás. Utilizando cuentos de autores como Horacio Quiroga, los niños aprendieron la riqueza de la narrativa y cómo pueden transformar historias para crear la suya propia. El uso de tecnologías como videos y teléfonos no solo modernizó el proceso educativo, sino que también fomentó un aprendizaje colaborativo y dinámico, donde cada niño pudo aportar algo único.

En conclusión, el programa "La Imagen y la Palabra" ha demostrado ser un éxito rotundo, no solo en términos de desarrollo de habilidades literarias, sino también en la creación de un espacio donde los niños pueden soñar y ser escuchados. La visión de llevar este tipo de iniciativas a más escuelas y comunidades refleja un compromiso profundo hacia la educación y el enriquecimiento cultural. A medida que el proyecto avanza, es esencial seguir apoyando a los jóvenes en su camino hacia un futuro donde su voz y creatividad sean valoradas y potenciadas.

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