Salario de los docentes en Venezuela: una mirada al costo de la canasta básica
En enero de 2025, la situación económica de los docentes en Venezuela se evidenció de manera alarmante: el salario promedio de un profesor, que alcanza los 13,30 dólares mensuales, se traduce en solo el 2,8% del costo de la canasta básica de alimentos. Según el informe del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), una familia de cinco personas requería 476,82 dólares para cubrir sus necesidades alimentarias, lo que implica que los docentes necesitaban 36 veces su salario para garantizar la alimentación de sus familias.
La precariedad del salario docente no es solo una cifra; es un reflejo de la crisis económica que atraviesa el país. Cada día, una familia venezolana necesita alrededor de 15,89 dólares para adquirir los 60 productos considerados esenciales en la canasta alimentaria. Este desbalance entre el ingreso y el costo de vida resalta el déficit del 97,2% en el poder adquisitivo de los educadores, quienes a menudo se ven obligados a hacer malabares para poder cubrir las necesidades básicas de sus hijos y seres queridos.
Por otro lado, el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) anunció que la inflación en enero fue del 7,9%, una ligera disminución en comparación con el 14,8% de diciembre de 2024. Sin embargo, el Banco Central de Venezuela (BCV) se ha mantenido en silencio desde octubre, cuando presentó una tasa del 4%. Esta inestabilidad en la información oficial dificulta la planificación económica tanto para los ciudadanos como para quienes toman decisiones en el ámbito educativo y social.
Desde marzo de 2022, el salario mínimo en el país se ha mantenido en 130 bolívares mensuales, equivalente hoy en día a 2 dólares. Aunque este monto se complementa con bonos gubernamentales que pueden elevar el ingreso total a unos 132 dólares mensuales, la realidad es que estos pagos se efectúan en bolívares y a la tasa de cambio oficial, lo que limita significativamente su valor real. En este contexto, los docentes, quienes desempeñan un papel crucial en la formación de las futuras generaciones, continúan enfrentándose a desafíos que ponen en cuestión su capacidad de subsistencia.
La encuesta de pobreza realizada por Cendas-FVM muestra que el deterioro en el nivel de vida es generalizado, afectando especialmente a aquellos sectores de la población que dependen del empleo formal. La escasez de recursos y la insatisfacción salarial empujan a muchos educadores a buscar ocupaciones alternativas, comprometiendo no solo su bienestar, sino también la calidad de la educación que pueden brindar.
A medida que la situación económica del país sigue deteriorándose, es imperativo que se preste atención a la realidad que viven los docentes venezolanos. La mejora en sus condiciones laborales es crucial no solo para asegurar su dignidad humana, sino también para la estabilidad del sistema educativo. La inversión en educación debe ser considerada una prioridad, no solo para los educadores, sino para el futuro de Venezuela. La lucha por salarios dignos y condiciones laborales justas es, sin lugar a dudas, una cuestión que merece ser apoyada y divulgada, en beneficio de toda la nación.