La Tradición del Maná: Un Legado Cultural en Riesgo

La recolección del maná, un componente esencial de la identidad agrícola de Pollina, Sicilia, es un arte que no se encuentra en los libros. Gelardi, un defensor apasionado de esta tradición, enfatiza que si no se transmiten estas habilidades a las futuras generaciones, el conocimiento agrícola autóctono se perderá. Su misión ha sido revitalizar esta práctica ancestral en su pueblo natal, donde décadas de desinterés amenazaron la continuidad de una tradición que forma parte del patrimonio cultural de la región.

A su regreso a Pollina, Gelardi se encontró con una comunidad escéptica. Muchos lugareños consideraban el maná como un vestigio del pasado. A pesar de la resistencia inicial, se sumergió en la extracción del maná, aprendiendo de agricultores mayores y realizando investigaciones en la biblioteca pública de Palermo. Su dedicación le permitió descubrir las diversas aplicaciones del maná: no solo como edulcorante y diurético, sino también como remedio para intoxicaciones alimentarias, afecciones de la piel, artritis y síntomas del resfriado.

La conexión entre el maná y la cultura local es profunda. Por ejemplo, el nombre Gibilmanna, de una colina circundante, se deriva de las palabras árabes que significan “montaña de maná”. Las expresiones locales, como "vivere di mieli e manna”, reflejan la importancia del maná en la vida cotidiana. En 1986, Gelardi empezó a educar a los turistas sobre la sustancia, lo que despertó un creciente interés en sus propiedades curativas y su legado cultural. Con el tiempo, esto llevó a un renovado aprecio por el maná, posicionándolo como un "superalimento" en el paladar global.

Gelardi innovó en la recolección del maná, introduciendo una técnica de "maná limpio" mediante la cual un tubo de aluminio se conecta al árbol para recolectar la sustancia. Este método no solo mejora la eficiencia de la recolección, sino que también reduce el riesgo de contaminación. Gracias a sus esfuerzos, su producción de maná casi se duplicó, permitiéndole vender este valioso recurso a panaderos y farmacias. Con la mirada puesta en la sostenibilidad, Gelardi promovió la recolección del maná no solo como un producto comercial, sino como un elemento vital de la herencia cultural.

A medida que más chefs comienzan a usar el maná en la cocina, su versatilidad se convierte en evidente. Desde pasteles de fructosa hasta platos salados, el maná se puede incorporar de múltiples maneras. Chefs como Giuseppe Zingales han comenzado a explorar sus capacidades, creando recetas que honran su dulzura natural y su complejidad de sabor. En Castelbuono, el maná se ha convertido en un ingrediente destacado en menúes de alta cocina, elevando su estatus a un nuevo nivel, donde la creatividad culinaria y la tradición se entrelazan.

La revalorización del maná ha llevado a un resurgimiento en su demanda, con precios que alcanzan hasta 200 € por kilogramo. Esto ha fomentado la formación de cooperativas como el Consorcio del Maná de Madonie, creado por Gelardi y otros agricultores para promover esta tradición entre las nuevas generaciones. Jóvenes como Mario Cicero están aprendiendo sobre la recolección del maná, asegurando que este legado no solo sea preservado, sino también enriquecido por el entusiasmo y la innovación de una nueva clase de agricultores.

La pasión de Gelardi por el maná se ha convertido en un faro de esperanza para una tradición que podría haberse extinguido. Cada joven que se une a esta práctica representa un paso más hacia la continuidad de siglos de conocimiento agrícola. En sus palabras: "Cada joven que aprenda a recoger el maná garantiza la supervivencia de una tradición centenaria". Así, a medida que el maná vuelve a ocupar su lugar en la mesa y en la cultura, la historia de Pollina y sus paisajes se mantiene viva, recordándonos que las tradiciones pueden ser revitalizadas y que lo viejo puede reinventarse en lo nuevo.

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