Transformación Integral del Centro Histórico de Lima: El Plan Maestro hacia 2035

Lima, la capital del Perú, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1991, destacando el valor de su centro histórico, repleto de iglesias barrocas, conventos coloniales y antiguas mansiones. Hoy, casi 35 años después de este reconocimiento, el centro histórico de Lima se encuentra en medio de una ambiciosa transformación. Liderada por Luis Martín Bogdanovich, director del programa ProLima, la iniciativa busca no solo restaurar estructuras, sino revivir un paisaje urbano que abarca tradiciones locales, el cerro San Cristóbal y el río Rímac.

El Plan Maestro del Centro Histórico de Lima, que se extiende hasta 2029 con una visión a 2035, es el documento técnico que guiará esta transformación. Este plan, aprobado en 2019, se elabora en colaboración con el Ministerio de Cultura del Perú y el Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Según Bogdanovich, el proyecto va más allá de la restauración física, ya que busca preservar tanto el patrimonio tangible como el intangible del área, reafirmando el compromiso de Perú con la conservación de su legado cultural.

Uno de los logros más visibles de ProLima es la restauración de elementos religiosos que forman parte esencial de la identidad de Lima. “Los edificios religiosos son los monumentos más bellos que el hombre ha creado para Dios”, afirma Bogdanovich. La restauración de la fachada principal de la Iglesia Trinitaria y el Convento de Santo Domingo, donde residió San Martín de Porres, son algunos ejemplos del trabajo en curso. Esta recuperación no solo involucra la estructura, sino también el renacimiento de la devoción popular que alguna vez llenó estos espacios sagrados.

La transformación también se hace evidente en Barrios Altos, uno de los barrios más antiguos de Lima. Gracias a la restauración de varias iglesias, esta zona está resurgiendo como un centro turístico. ProLima planea restaurar cinco iglesias en Barrios Altos para 2025, una empresa sin precedentes. La renovación de la iglesia de la Buena Muerte es parte de un proyecto más amplio que incluye la futura peatonalización de Jirón Áncash, con el objetivo de atraer visitantes e inversiones privadas, generando así empleo y fortaleciendo el orgullo comunitario.

El río Rímac, conocido como el “río parlante” de Lima, también es parte de este proceso de revitalización. Se prevé un conjunto de 50 intervenciones para potenciar su valor ambiental y reconectarlo con la vida citadina. Actualmente, casi 200 edificios históricos en el centro están bajo restauración parcial, mientras otros cinco esperan aprobación para nuevos proyectos. La Basílica y Convento de Santo Domingo han experimentado un renacer, mejorando su icónica torre tras décadas de abandono.

Con vistas a que Lima celebre sus 500 años de fundación en 2035, Bogdanovich enfatiza la percepción de la restauración. Este esfuerzo no solo se trata de conservar edificaciones, sino de revivir el alma de la ciudad y propiciar un espacio donde la historia, la fe, la cultura y el progreso coexistan para las futuras generaciones. “La restauración física de un edificio afecta la identidad, el turismo, la economía y la comunidad”, concluye Bogdanovich, destacando la importancia de este monumental proyecto para la vida citadina.

La transformación integral del Centro Histórico de Lima representa un modelo de revitalización urbana que va más allá de la arquitectura, siendo un impulso hacia el desarrollo cultural y económico. Con su sólida planificación y compromiso, Lima se posiciona como un faro de preservación del patrimonio en América Latina. El camino hacia 2035 se perfila no solo como un reto, sino como una oportunidad para que la capital peruana reafirme su identidad cultural y su legado histórico. Cada intervención en el centro histórico es un paso hacia un futuro donde la historia viva y la modernidad puedan coexistir en armonía.

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