Evo Morales y las elecciones generales en Bolivia: un voto nulo en medio de la crisis
El 17 de agosto de 2025, Evo Morales, expresidente de Bolivia, emitió su voto en el colegio electoral de la Villa 14 de Septiembre, en el departamento de Cochabamba. Sin embargo, esta participación fue marcada por un contexto complicado: Morales se encuentra inhabilitado para competir en las elecciones generales de ese día y enfrenta una orden de arresto debido a acusaciones que él niega. A pesar de esta situación, el exmandatario ha declarado que el voto nulo será la opción predominante entre los 7,9 millones de bolivianos que están llamados a elegir entre ocho candidatos. Morales ha calificado este proceso electoral como “sin legitimidad”, argumentando que no se puede considerar una elección válida ante la crisis política y económica que enfrenta el país.
La crisis económica en Bolivia ha llevado a que los ciudadanos se enfrenten a una elección crítica, con la renovación del Congreso de 166 miembros en juego. Morales, quien fue el primer presidente indígena de Bolivia y gobernó de 2006 a 2019, ha señalado que esta votación demostrará la falta de legitimidad del actual proceso electoral. Se hace evidente que la situación actual del país es precaria y ha generado descontento en amplios sectores de la población. Morales, quien tenía la intención de buscar un cuarto mandato, se vio obligado a retirarse debido a la prohibición del Tribunal Constitucional.
A pesar de la inhabilitación, Morales acudió a votar, protegido por sus seguidores, quienes formaron un anillo de seguridad a su alrededor. Esta acción simboliza no solo su popularidad entre ciertos sectores de la población, sino también la polarización política que caracteriza a Bolivia en estos tiempos. El expresidente ha afirmado que, sin el fraude, el voto nulo podría convertirse en la opción más votada, mostrando así su descontento hacia el partido de gobierno y su exministro, Luis Arce. Este escenario ha llevado a muchos bolivianos a cuestionar la credibilidad del sistema político actual y si realmente refleja la voluntad popular.
Mientras tanto, la elección también es un campo de batalla para los candidatos de derecha, como Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga. Ambos políticos están en una intensa competencia por la presidencia, y las encuestas sugieren que es probable que se llegue a un balotaje el 19 de octubre. Este enfrentamiento entre diferentes ideologías ha intensificado la división política en el país. Morales, al desvincularse del Movimiento Al Socialismo (MAS), parece estar abogando por un cambio en la dinámica política de Bolivia, aunque su apoyo al voto nulo indica un acto de resistencia más que una búsqueda real de liderazgo político.
No obstante, el voto nulo, apoyado por Morales, no será contabilizado en el resultado oficial de las elecciones, ya que la autoridad electoral solo considera los votos válidos. Esta contradicción resalta las tensiones inherentes en el sistema electoral boliviano. A pesar de que Morales ha perdido su espacio político, su influencia aún se siente en el terreno. La estrategia de promover el voto nulo es una señal de rechazo a lo que él considera una falta de alternativas viables para el pueblo boliviano.
Finalmente, la situación en Bolivia sigue siendo volátil. Con un electorado dividido y una crisis económica trascendental, el futuro político del país es incierto. Las elecciones representan no solo un cambio potencial en la administración gubernamental, sino también una oportunidad para que los ciudadanos expresen su frustración y deseo de reformas. La palabra de Evo Morales aún resuena entre sus seguidores, y su llamado al voto nulo deja en claro que la lucha por la legitimidad y la justicia social continúa. La mirada del mundo estará atenta a los resultados y al impacto que tendrán en el futuro de Bolivia.