La Crisis de Migrantes Venezolanos: La Retorna desde Panamá
En los últimos años, miles de migrantes venezolanos han emprendido la peligrosa travesía hacia el norte, con la esperanza de llegar a Estados Unidos. Sin embargo, la llegada de Donald Trump al poder ha cambiado drásticamente el panorama migratorio, llevando a muchos a reconsiderar su camino y a regresar hacia Suramérica. En este contexto, Panamá se ha convertido en un punto crucial de tránsito, donde los migrantes enfrentan múltiples obstáculos, desde el costo elevado de los transportes hasta las dificultades naturales como la selva del Darién.
En el pequeño pueblo de Miramar, ubicado en la costa caribeña de Panamá, numerosos migrantes venezolanos aguardan una oportunidad para continuar su viaje hacia el sur. La realidad económica les impide avanzar; las lanchas privadas que los llevarían a la frontera con Colombia tienen un costo prohibitivo, haciendo que las alternativas humanitarias, ofrecidas por el gobierno panameño, se conviertan en su única esperanza. Marielbis Eloina Campos, una madre venezolana que viaja con sus cuatro hijos, comparte con angustia las dificultades que ha enfrentado. “Aquí nos frena el mar y el dinero”, expresa, destacando que el costo total de su viaje es inalcanzable para su situación económica.
La experiencia de Campos refleja los peligros que muchos migrantes enfrentan en su camino. Cruzar la selva del Darién no solo es una hazaña física, sino también emocional. Campos recuerda haber lidiado con un río peligroso y con la visión de otros migrantes que sufrieron experiencias traumáticas. Su búsqueda de asilo en Estados Unidos se tornó en una pesadilla cuando la administración de Trump canceló su cita en la aplicación CBP-One, obligándola a regresar a Brasil donde espera reunirse con su familia.
Las autoridades panameñas han tomado medidas para ayudar a los migrantes, organizando traslados humanitarios desde puertos locales. En una de estas operaciones, más de 100 migrantes de diversas nacionalidades fueron transportados hacia la frontera con Colombia en un esfuerzo por facilitar su paso. Sin embargo, el presidente panameño, José Raúl Mulino, ha expresado su preocupación por el creciente flujo de migrantes que llegan desde el norte, un fenómeno que ha alterado las dinámicas migratorias en el país.
A pesar de los esfuerzos, las cifras revelan un descenso en el número de migrantes que cruzan Panamá en su camino hacia Estados Unidos. Desde noviembre de 2024, alrededor de 12,730 migrantes han transitado por el país, de los cuales el 94 % son venezolanos. Lo que antes era un flujo constante hacia el norte se ha convertido en un retorno masivo hacia el sur, reflejando un cambio en las expectativas y condiciones de vida de los migrantes.
Otro caso representativo es el de Jesús Alfredo Aristigueta, quien junto a su esposa ha vivido la frustrante experiencia de ser secuestrado en México. La falta de asistencia y recursos económicos ha hecho que su retorno a Venezuela sea aún más doloroso que su partida. Mientras que anteriormente existían apoyos para facilitar el movimiento de los migrantes, ahora, la situación se ha complicado, dejándolos a su suerte y necesitados de ayuda urgente.
En conclusión, la crisis migratoria venezolana presenta un panorama complejo y desafiante. Desde la barrera del Darién hasta el elevado costo de los transportes, los migrantes se encuentran en una lucha constante por su bienestar y seguridad. La solidaridad, la intervención humanitaria y la atención internacional son esenciales para aliviar su sufrimiento y ofrecer una salida viable a esta crisis humanitaria. Sin una respuesta efectiva y coordinada, el futuro de estos migrantes en su retorno a casa queda en un abismo de incertidumbre.