Crisis de Desapariciones Forzadas en México: Un Llamado a la Acción Urgente
México está atravesando una de las crisis más graves de su historia reciente: las desapariciones forzadas han alcanzado niveles alarmantes y han sido calificadas por el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU como un fenómeno “sistemático y generalizado”. Este problema no solo impacta a las víctimas y sus familias, sino que socava la confianza en las instituciones del país. En un mundo donde los derechos humanos deben ser prioritarios, la situación en México requiere atención y acción inmediata.
En una reciente intervención en el programa Mesa de Periodistas, la abogada Leticia Bonifaz, la periodista Lourdes Mendoza y el director editorial del Economista, Luis Miguel González, discutieron las implicaciones de esta crisis y la respuesta del Gobierno Mexicano. Bonifaz señaló que este momento representa una oportunidad crucial para que el país trace una nueva ruta que aborde el problema en lugar de desestimar las preocupaciones expresadas por organismos internacionales. Esta postura puede ser vista como un llamado a la reflexión para el Gobierno, instando a reconocer la gravedad de la situación en lugar de lanzar críticas hacia quienes buscan ayudar.
Lourdes Mendoza enfatizó que el Comité de la ONU ha visitado México previamente, y sus recomendaciones han sido ignoradas por las autoridades nacionales. Esta falta de atención a las sugerencias de un organismo internacional pone en evidencia una desconexión preocupante entre el Gobierno y las realidades que enfrentan muchas familias mexicanas. Las palabras y los compromisos son insuficientes si no se acompañan de acciones concretas que busquen erradicar la violencia y las desapariciones.
Luis Miguel González, por su parte, hizo hincapié en que negar el problema no es la solución; esto solo perpetúa la crisis. La declaración de la presidenta, Claudia Sheinbaum, quien indicó que “en México no hay desaparición forzada desde el Estado”, contrasta con el testimonio de miles de familias que viven en la angustia diaria de la desaparición de un ser querido. González sugirió que el Gobierno debería estar más preocupado por las “120 mil preocupaciones” que cada una de estas desapariciones representa, en lugar de minimizar la situación.
Es importante reconocer que abordar la crisis de desapariciones forzadas en México no es solo una cuestión de política interna; también tiene implicaciones internacionales. La forma en que el país maneje este problema podría afectar sus relaciones con otros Estados y organizaciones que promueven los derechos humanos. La respuesta del Gobierno debe ser tiempo de transformación, donde se prioricen las necesidades de las víctimas y se garantice que se escuche su voz en los procesos de justicia y reparación.
Finalmente, es crucial que el Gobierno de México asuma su responsabilidad ante esta crisis. Este es un momento en el que se necesita liderazgo y una visión solidaria para construir un futuro donde las desapariciones forzadas sean erradicadas y aquellas que han sufrido su impacto encuentren justicia y reparación. Es deber de todos los ciudadanos exigir rendición de cuentas y un cambio en la narrativa que permita la restauración de la confianza en las instituciones y en el Estado de derecho, elementos esenciales para la paz social.