La Amenaza de la Pornografía Sintética: Acoso Sexual y Vacíos Legales en Hong Kong
La evolución de la tecnología ha traído consigo nuevos desafíos, uno de los más alarmantes es la creación de pornografía falsa mediante inteligencia artificial (IA). Recientemente, tres estudiantes de Derecho en Hong Kong denunciaron públicamente a un compañero que utilizó sus imágenes para crear contenido pornográfico sintético. Este caso no solo conmovió a la sociedad de Hong Kong, sino que también puso en evidencia la incapacidad de las leyes actuales para proteger a las víctimas de este tipo de acoso.
La estudiante “C”, de 20 años, inicialmente pensaba que la pornografía sintética era un problema distante. Sin embargo, se encontró atrapada en una pesadilla cuando descubrió que había sido víctima de este tipo de acoso. La angustia fue instantánea: “Al principio quedé atónita, luego sentí pánico”, confesó. El perpetrador, quien era colega en la Universidad de Hong Kong (HKU), había creado cientos de imágenes de al menos 20 mujeres, exponiendo así la vulnerabilidad y el daño que sufren las víctimas.
La experiencia de otra de las afectadas, “B”, revivió sentimientos de traición. “Sentía como que mi privacidad había sido violada… como que no podía confiar en las personas a mi alrededor”, explicó. Esta falta de confianza en su entorno se agrava al considerar que el acosador era inicialmente visto como un amigo. La respuesta de la universidad a la denuncia fue igualmente decepcionante. El estudiante solo recibió una advertencia y una orden de disculpa, lo que dejó a las víctimas sintiéndose impotentes y desprotegidas.
El vacío legal en Hong Kong es otro aspecto que agrava la situación. Según Stephen Keung, un abogado que patrulla este tipo de delitos, las leyes solo castigan la distribución de este material, pero no su creación o posesión. Esto significa que las víctimas quedan expuestas y sin recursos legales eficaces para combatir la invasión a su privacidad. Doris Chong, directora de la Asociación Sobre Violencia Sexual Contra Mujeres de Hong Kong, corroboró que su organización ha observado un aumento en los casos de pornografía sintética, pero aún así, la policía no lleva un registro de estos incidentes.
Las secuelas de ser víctima de pornografía sintética son profundas y duraderas. Janice, quien sufrió un caso similar hace años, describe el trauma que experimentó, llevándola a pensamientos suicidas. “No podía dormir porque temía que me despertaría y vería toda la internet llena de imágenes mías”, contó. Este daño no solo afecta la salud mental de las víctimas, sino que también impacta su vida diaria, socavando su autonomía y dignidad.
El testimonio de “B” resuena en esta lucha por justicia: “Mi autonomía corporal, mi privacidad, mi dignidad se vieron socavadas”. La solución, como argumentan las víctimas, requiere un cambio en la legislación que contemple la creación de contenidos pornográficos sintéticos como un crimen en sí mismo, no solo su distribución. Las leyes deben adaptarse al avance tecnológico para proteger a las personas de este tipo de violencia invisible, asegurando un marco legal que reconozca el grave daño que puede causar la pornografía generada por IA.