La Danza Contemporánea como Reflejo de la Realidad: «Cánticos» de Armando Díaz
La danza contemporánea «Cánticos», dirigida y creada por el talentoso Armando Díaz, es más que una simple obra; es un espacio de comunión en medio de las adversidades que enfrentamos diariamente. Esta pieza representa un encuentro entre danza y música que invita al espectador a reflexionar sobre su realidad y a conectar con el mundo que lo rodea, a pesar de las dificultades. La obra se presentará de forma gratuita los días 2 y 3 de agosto a las 3 pm en la Sala 2 del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Armando Reverón (Maccar), gracias a la producción de la compañía Sieteochodanza con el apoyo de la Compañía Nacional de Danza.
Armando Díaz, además de ser un destacado bailarín y coreógrafo, es el director de Sieteochodanza y tiene un amplio trasfondo en el mundo de la danza y la música. Su trayectoria está marcada por el deseo de abordar temas actuales de la sociedad venezolana y más allá. La obra «Cánticos» se origina de una colaboración previa con la Schola Cantorum de Venezuela, donde la fusión entre coro y danza resultó en una experiencia emotiva. “Sentí que había un poder transformador en esta unión y decidí concretar este proyecto”, explica Díaz, quien ha encontrado en su propia historia personal—la pérdida de su madre—un motivo profundo para expresar el dolor, la resiliencia y la conexión humana a través del arte.
La historia de Díaz es un testimonio del constante proceso de renovación y reflexión. Tras la desaparición de su madre, su visión artística se transformó en un viaje introspectivo, un verdadero peregrinaje que lo ha llevado a explorar nuevas formas de expresión en su danza. En este sentido, «Cánticos» se convierte en un medio para establecer lazos entre los seres humanos en medio de la soledad y la incertidumbre. “Esta obra es un canto que nos une con nuevas familias y amistades que nos hacen sentir como en casa”, afirma, aludiendo a la importancia de las conexiones humanas en una sociedad cada vez más fracturada.
La propuesta coreográfica incluye piezas de reconocidos compositores como Giovanni Pierluigi da Palestrina, Antonio Lotti, Arvo Pärt y Alfred Schnittke. Díaz destaca que la combinación de música coral y danza no solo establece una conexión emocional, sino que también genera comunidad. Esta área artística, según él, ha sido poco explorada, y es crucial rescatar las obras que han sido escritas para coro y orquesta y llevarlas a la escena. “El cuerpo se convierte en un vehículo de comunicación a través de la música; queremos que la danza hable el mismo lenguaje que la música”, enfatiza.
«Cánticos» es una obra que no rehúye los retos del mundo actual y aborda temáticas como el exilio, la xenofobia y la transfobia. Díaz considera que estos asuntos son fundamentales y deben ser visibilizados. “La danza es una forma de expresar y reflexionar sobre nuestro entorno, y lo hago desde un lugar amoroso”, dice. Este acercamiento emocional a su arte busca generar un diálogo que invite a la reflexión colectiva, destacando que, a pesar de las diferencias, siempre hay un hilo conductor que nos une como seres humanos.
La historia de Armando Díaz y su recorrido artístico demuestra que los orígenes y las experiencias personales son elementos fundamentales en la creación artística. Nacido en La Candelaria, Caracas, Díaz describe su infancia como una rica combinación de deportes y artes, lo que le permitió desarrollar habilidades que hoy en día se reflejan en su trabajo. Participar en coros desde joven cimentó su carrera, llevando su pasión por la música y la danza a nuevas alturas. Ahora, con el apoyo de su talentoso elenco, que incluye a Ilan Corro, Sebastián Luy, Elimar Montes, Enyerlin Peña y José Vinaja, Díaz prepara una experiencia escénica poderosa y significativa.
Así, «Cánticos» se presenta como mucho más que una obra de danza contemporánea. Es un viaje evocador a través del dolor y la esperanza, un llamado a la comunidad y un homenaje a la resiliencia humana. En tiempos de dificultad y cambio, esta obra nos recuerda la importancia de compartir y conectar, a través de un lenguaje que trasciende barreras. La invitación está hecha, y todos están llamados a ser parte de esta celebración del arte y la vida.