Crisis Energética en la Frontera: Impacto en San Antonio del Táchira y Ureña
La región fronteriza entre Venezuela y Colombia, especialmente en San Antonio del Táchira y Ureña, enfrenta una crisis energética que ha llevado al cierre del 40% de las empresas, según la Cámara de Comercio del estado Táchira. La prolongación de los cortes eléctricos ha impactado severamente a los sectores productivos, en particular a la industria textil y de marroquinería, donde la interrupción de procesos es crítica. Este escenario se traduce en pérdidas económicas significativas para muchas empresas, que se ven obligadas a detener su producción debido a la imposibilidad de operar sin energía eléctrica. Isabel Castillo, presidenta de la Cámara de Comercio del Táchira, subraya la gravedad de la situación, enfatizando que “los procesos de producción no pueden pararse, ya que se dañan las telas y eso representa pérdidas”.
La paralización de la electricidad también ha llevado al cierre de numerosos puntos de venta y a la inoperancia del sistema bancario. Las instituciones que operan en la región han visto mermado su ritmo laboral, lo que dificulta aún más el movimiento económico de la zona. La crisis energética se ha intensificado a partir del 24 de marzo de 2025, resultado del deterioro de la infraestructura eléctrica, fluctuaciones en el suministro y una ola de calor que ha incrementado el consumo energético. Esta combinación de factores ha llevado a una caída en los niveles de los embalses, complicando aún más la situación. Los cortes de electricidad, que pueden durar horas, afectan directamente las operaciones diarias, con un impacto notable en la capacidad de las empresas para cumplir con sus servicios y demandas.
Ante esta delicada situación, el Ministerio de Energía Eléctrica de Venezuela anunció el 23 de marzo un horario de contingencia para el sector público en todo el país, como una respuesta a la crisis. Sin embargo, esto no ha aliviado significativamente la presión sobre las empresas y los ciudadanos de la región. Las interrupciones en el suministro eléctrico están obligando a muchos a replantear sus horarios y operaciones, lo que añade una capa adicional de complejidad a la ya complicada actividad económica en la frontera. Esta crisis resalta la dependencia de la región de una infraestructura eléctrica que, por el momento, está lejos de ser confiable.
Isabel Castillo ha hecho un llamado a los organismos gubernamentales, tanto a nivel nacional como regional, para que trabajen de manera conjunta con el sector privado. Propone la necesidad urgente de convocar reuniones que permitan diseñar estrategias para mitigar esta difícil situación. Un planteamiento que surge en este contexto es la posibilidad de adquirir electricidad desde Colombia, una alternativa que podría ayudar a minimizar la frecuencia de los cortes de energía en la región andina. Esta propuesta, si se implementa, podría representar un alivio significativo para las empresas afectadas y contribuir a la reactivación de la economía local.
Los efectos de esta crisis no se limitan solo a las empresas y al sector comercial; también afectan a los hogares de los ciudadanos que dependen de la electricidad para sus actividades diarias. La situación ha generado un sentimiento de desamparo entre la población, que ve cómo sus medios de vida y calidad de vida se ven amenazados por un problema que escapa a su control. La falta de una solución rápida y efectiva podría llevar a un mayor deterioro de la economía regional, afectando a miles de familias.
La crisis energética en la frontera de Venezuela y Colombia es un claro ejemplo de cómo problemas estructurales en el suministro de servicios básicos pueden desestabilizar una región entera. Es fundamental que tanto los gobiernos como el sector privado trabajen en conjunto para buscar soluciones sostenibles. Las propuestas de colaboración, como la compra de electricidad desde Colombia, podrían ser parte de la solución necesaria para restaurar la confianza en el sistema eléctrico y asegurar el desarrollo de la región. La economía de San Antonio del Táchira y Ureña depende de ello.