Incendios Forestales en España y Portugal: Un Desastre Ambiental en Auge
En agosto de 2025, un gato deambulaba entre los escombros de una casa tras un devastador incendio forestal en San Vicente de Leira, un pueblo del noroeste de España. Esta imagen ilustra las consecuencias devastadoras de un verano marcado por intensas olas de calor y la propagación de incendios. El primer ministro español, Pedro Sánchez, advirtió que el país aún enfrenta “horas difíciles” en su lucha contra las llamas, a pesar del inicio de un periodo de temperaturas más frescas. La situación refleja un alarmante panorama: un incremento en las temperaturas ha estado vinculado con un número significativo de muertes, mayoritariamente entre personas de más de 65 años y aquellos con enfermedades preexistentes.
La ola de calor vivida en España se extendió por 16 días con temperaturas que superaron los 40°C en varias regiones. La Agencia de Salud Pública del país reportó que podrían haberse registrado hasta 1,149 muertes adicionales atribuibles a este fenómeno. Aunque las temperaturas extremas han disminuido, la advertencia de Sánchez sobre la precaución sigue vigente, destacando que “momentos críticos” aún persisten. Esta grave situación climática ha dejado su huella no solo en el ambiente, sino también en la salud pública y la seguridad de las comunidades.
Por otro lado, la crisis del fuego no reconoce fronteras. En el norte de Portugal, un hombre falleció en un accidente durante las labores para combatir un incendio, elevando el total de muertes relacionadas con estos siniestros a tres desde finales de julio. Este hombre, que trabajaba para una empresa contratada por el ayuntamiento de Mirandela, pereció mientras operaba maquinaria en el terreno afectado por las llamas. La tragedia resalta la peligrosidad inherente a las labores de extinción y el impacto humano que los incendios pueden causar.
Las autoridades portuguesas están librando una batalla difícil contra cuatro grandes incendios en el centro y norte del país, con más de 2,600 bomberos y diversos medios aéreos desplegados para frenar la propagación. Sin embargo, la gestión de esta crisis está siendo objeto de creciente criticismo, lo que ha llevado a la oposición a exigir respuestas al gobierno. A pesar de los esfuerzos, el secretario de Estado de Protección Civil admitió que podría haber habido “desorganización puntual” en la respuesta a estos desastres, reflejando la complejidad del terreno y las condiciones adversas.
En cuanto a las cifras, el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS) revela el alcance devastador de los incendios en Portugal, donde más de 261,000 hectáreas han sido consumidas por las llamas hasta la fecha, comparado con las 143,000 del año anterior. En España, la situación es igualmente alarmante: unas 373,000 hectáreas han sido arrasadas este año, con regiones como Castilla y León, Galicia y Extremadura sufriendo el impacto más severo. Esta destrucción de territorio no solo afecta el medio ambiente, sino que también pone en riesgo la vida de miles de personas, muchas de las cuales han tenido que ser evacuadas.
La magnitud de estos incendios forestales pone de relieve la urgencia de abordar el cambio climático y su impacto en el planeta. Con desastres naturales en aumento, es imperativo que tanto España como Portugal unan esfuerzos para implementar políticas efectivas de prevención y respuesta. La colaboración entre gobiernos y comunidades es esencial para reducir los riesgos y proteger tanto a la población como a la biodiversidad, que se ve seriamente amenazada por estos eventos climáticos extremos. El futuro del medio ambiente dependerá de acciones concretas ahora, antes de que sea demasiado tarde.