Luis Velásquez Alvaray: Un Legado de Perseverancia y Justicia en el Exilio
Luis Velásquez Alvaray, exmagistrado del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, falleció en Costa Rica el pasado jueves. Su muerte se debió a complicaciones relacionadas con el cáncer de próstata. Desde su traslado en 2006, Velásquez buscó refugio en este país centroamericano, donde pudo obtener el estatus de asilado. Este artículo revisa la vida y legado de un hombre que se convirtió en un símbolo de la lucha por la justicia y los derechos humanos en el contexto de la crisis venezolana.
Velásquez Alvaray era un destacado profesional, egresado de la Universidad de Los Andes y la Universidad Central de Venezuela. A lo largo de su carrera, desempeñó roles como abogado, sociólogo y comunicador social. Durante el gobierno de Hugo Chávez, ocupó posiciones significativas dentro del sistema judicial, incluido su tiempo como magistrado de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo. Sin embargo, su relación con el gobierno cambió drásticamente en 2006, cuando fue destituido de su cargo en medio de acusaciones de corrupción.
Su despido no solo significó la pérdida de un puesto influyente, sino que también lo obligó a dejar su hogar. Las acusaciones en su contra estaban concentradas en la adquisición de terrenos para la Ciudad Judicial Lebrún. Esto marcó el inicio de su exilio en Costa Rica, donde logró establecerse y dedicarse a diversas iniciativas empresariales en los sectores educativo y ganadero.
A lo largo de su vida en el exilio, Velásquez se convirtió en una voz crítica contra la corrupción arraigada en el régimen de Hugo Chávez. Denunció vínculos sospechosos entre figuras del gobierno y el crimen organizado, lo que refleja su compromiso con la verdad y la justicia. Su labor se hizo especialmente relevante en un contexto donde la libre expresión y el periodismo enfrentaban severas restricciones en Venezuela. Desde Costa Rica, continúo abogando por un cambio positivo en su país natal.
En 2023, su legado fue reconocido con el otorgamiento de un doctorado honoris causa, un testimonio de su influencia en el campo del derecho y su impacto en la sociedad. Este reconocimiento no solo celebra su trayectoria profesional, sino que también resalta la importancia de la justicia y la constitución en sociedades democráticas. La vida y obra de Velásquez reflejan el poder del compromiso ético y profesional, incluso en circunstancias adversas.
El fallecimiento de Luis Velásquez Alvaray deja un vacío significativo en la comunidad de exiliados y defensores de derechos humanos. Su historia es un recordatorio de que la lucha por la justicia no termina con la adversidad; más bien, puede convertirse en una fuerza catalizadora para el cambio. En este sentido, su legado perdurará en quienes continúan luchando por un futuro mejor para Venezuela y otros países en crisis.