Las tensiones dentro de la oposición venezolana: la controversia entre Manuel Rosales y Simón Calzadilla
La Plataforma Unitaria Democrática (PUD) se encuentra en una encrucijada tras la decisión de Manuel Rosales y Simón Calzadilla de participar en las elecciones regionales y legislativas programadas para el 25 de mayo. Estos líderes, representando a los partidos Un Nuevo Tiempo (UNT) y Movimiento Por Venezuela (MPV), han desafiado la línea consensuada por la mayoría de los partidos opositores. Roberto Enriquez, secretario ejecutivo de la PUD, ha manifestado su preocupación por esta divergencia, señalando que no solo se alejan de la hoja de ruta pactada, sino que también han dejado de asistir a las reuniones y de seguir las pautas establecidas tras las elecciones presidenciales del 28 de julio.
En el contexto de esta división, Andrés Velásquez, un destacado dirigente de La Causa R, ha hecho un llamado a la separación de UNT y MPV de la PUD. Según Velásquez, estos partidos están adoptando estrategias que contradicen las decisiones tomadas por la mayoría. Enriquez, al respecto, enfatizó que cualquier decisión sobre este tema debe ser consensuada por la mayoría del grupo, destacando que el derecho a expresar opiniones es fundamental en una coalición política.
La participación activa de UNT y MPV en eventos como el lanzamiento de la red Decide, liderada por Henrique Capriles, ha intensificado las críticas hacia ellos. Este proyecto, que promueve el voto como resistencia ante una posible reforma constitucional, es visto como una estrategia que los aleja del enfoque colectivo acordado por el resto de las organizaciones de la PUD. Entre estas, se encuentran Primero Justicia, Voluntad Popular, Acción Democrática y Encuentro Ciudadano, todas las cuales han optado por no participar en las elecciones de mayo, considerando que no existen condiciones democráticas adecuadas.
La postura de la mayoría de la PUD, alineada con la figura de María Corina Machado, resalta la falta de garantías para una competencia electoral justa. Enriquez ha subrayado que, en este momento, la prioridad es trabajar en la "repolitización" de las regiones, impulsando la reactivación de las estructuras locales y fomentando un nuevo ciclo de negociación política. Esta estrategia busca fortalecer la oposición en el ámbito regional, en contraposición a las decisiones de aquellos partidos que están promoviendo la participación electoral sin garantizar condiciones mínimas.
Entre las diversas posiciones dentro de la coalición opositora, se evidencia una creciente tensión que pone a prueba la unidad de la PUD. La decisión de algunos partidos de ir a las urnas contrasta con el deseo de otros de mantener una postura de resistencia. Esto sugiere que la fragmentación en la oposición podría tener repercusiones significativas en el futuro político de Venezuela y en la estrategia a seguir ante el régimen actual.
Finalmente, el debate interno sobre la participación en las elecciones regionales y legislativas es un reflejo de la compleja situación que enfrenta la oposición venezolana. La necesidad de establecer un frente común es más crucial que nunca, pero la falta de consenso sobre la forma de lograrlo podría debilitar aún más la capacidad de la oposición para desafiar al régimen. Mientras tanto, la PUD continúa buscando un camino que les permita avanzar en la lucha por una Venezuela democrática, a pesar de las diferencias que aún persisten entre sus miembros.