La Cuaresma en Trujillo: Un Tiempo de Reflexión y Fe Compartida
Cada año, la comunidad católica de Trujillo se une en la celebración de la Cuaresma, un periodo que invita a la reflexión espiritual y a la renovación de la fe. Durante este tiempo, la feligresía se dedica a actividades que fomentan actos de piedad, penitencia y caridad, en especial recordando la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. El Viacrucis es uno de los actos centrales de esta época, consistiendo en una procesión que evoca las 14 estaciones del camino al Calvario. Esta práctica se convierte en un poderoso momento de oración y meditación sobre los sufrimientos de Cristo, desde su sentencia hasta su crucifixión.
Monseñor José Trinidad Fernández Angulo, obispo de la diócesis de Trujillo, señala que el Viacrucis refleja la piedad popular y nos invita a seguir a Jesucristo a través de buenas obras. La renovación de la fe es un llamado abierto a todos los cristianos, quienes son recordados de su compromiso de acompañar a Cristo en su sufrimiento. Este año, la Diócesis de Trujillo, en colaboración con la zona pastoral Nuestra Señora de La Paz, organizó un Viacrucis especial dedicado a la salud, portando la imagen del Santo Cristo de la Salud. La procesión tuvo lugar desde la iglesia catedral hasta la parroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá, en un acto que unió a la feligresía en fervorosa devoción.
El presbítero Pedro Terán, párroco de la catedral, destacó que los sacerdotes han decidido combinar el Viacrucis con jornadas penitenciales, creando una oportunidad para que muchos fieles se acerquen al sacramento de la confesión. Este enfoque no solo busca fortalecer el vínculo espiritual de los participantes, sino que también recuerda la importancia de la salud espiritual y física en la comunidad. Al llegar a la parroquia Chiquinquirá, Monseñor Fernández presidió una eucaristía especial para orar por los enfermos, resaltando la relevancia de esta imagen en el inicio del año jubilar de la diócesis.
La Cuaresma, como periodos de preparación hacia la Semana Santa, es un momento propicio para la reflexión y la meditación. El presbítero Gustavo Godoy, de la iglesia Nuestra Señora de Chiquinquirá en Pampán, enfatiza que este tiempo desafía a los cristianos a adoptar una actitud de conversión. Las parroquias llevan a cabo el Viacrucis cada viernes, involucrando a todos los miembros de la comunidad: niños, jóvenes, adultos y ancianos. A través de estas celebraciones, se fomentan el sentido de pertenencia y el compromiso comunitario.
Los grupos de apostolado han tenido un papel activo en la organización de estos eventos, estableciendo estaciones y coordinando las lecturas y los cantos. El presbítero Terán menciona que los apostolados de la catedral intentan ser una "iglesia en salida" siguiendo la invitación del Papa Francisco. Se dedican a visitar distintos sectores para organizar actividades sociales, aplicar el censo de Cáritas y fomentar la oración en comunidad, mostrando así el compromiso de la iglesia con la evangelización y el bienestar social.
La zona pastoral de Trujillo también implementó el Viacrucis de la Esperanza, donde cada parroquia eligió una comunidad lejana para mantener la práctica de la fe en simultáneo. El padre Godoy resalta la importancia de acompañar al pueblo de Dios, subrayando que la iglesia tiene como principal objetivo la evangelización y debe estar presente en las calles, apoyando a los fieles en su camino espiritual. La invitación de Monseñor Fernández a vivir la cuaresma a través del ayuno, la oración y la limosna resuena profundamente en esta comunidad de fe, que busca no solo la salvación personal, sino también el bienestar de quienes les rodean.
En conclusión, la experiencia del Viacrucis y las actividades cuaresmales en Trujillo constituyen una manifestación poderosa de devoción y unión comunitaria. Este tiempo de reflexión no solo prepara a los fieles para la Semana Santa, sino que también promueve un ambiente de amor, caridad y esperanza. Así, cada acto de piedad se convierte en una oportunidad para fortalecer la fe y el compromiso cristiano en la vida cotidiana. La Cuaresma en Trujillo es, sin duda, un espacio de crecimiento espiritual y un llamado a la acción, marcado por el amor y la dedicación a Dios y al prójimo.