La Novena a Jesús El Nazareno en Los Rastrojos: Una Tradición Religiosa de Fe y Comunidad
En Los Rastrojos, un pintoresco poblado del estado Lara, Venezuela, la comunidad católica se reúne anualmente desde el 8 de abril para celebrar la novena a Jesús El Nazareno, un evento que forma parte integral de la Semana Santa. Esta celebración no solo es un acto religioso, sino también una muestra de la herencia cultural y la fe que une a sus habitantes. La culminación de la novena se llevará a cabo el miércoles 16 de abril, día en el que se realiza una emotiva procesión, evidenciando la devoción del pueblo hacia esta sagrada figura religiosa.
El viernes de concilio inicia formalmente las actividades con una eucaristía que se celebra en el Santuario Arquidiocesano Nazareno, dedicado a la Iglesia Sagrada Familia, ubicado en Los Rastrojos. Este espacio sagrado se convierte en el epicentro de la espiritualidad al dar inicio a la veneración de la virgen Nuestra Señora de los Dolores, quien es llevada en procesión a través de las calles del pueblo. Durante este trayecto, los feligreses participan activamente en un viacrucis, que simboliza el recorrido que Jesús realizó hacia su crucifixión, siendo un símbolo de fe y devoción que se ha mantenido a lo largo de las generaciones.
En este contexto, artistas locales como Sofía Rojas, estudiante de artes plásticas, contribuyen a enriquecer la experiencia religiosa. Su obra, expuesta durante el viacrucis, representa a la Virgen María sosteniendo el cuerpo de su hijo tras la crucifixión, un reflejo de la conexión emocional y espiritual que los pobladores sienten hacia esta tradición. La participación de jóvenes y niños en las actividades, como el viacrucis del lunes y martes santo, también resalta la importancia de la transmisión de la fe a través de las generaciones.
La Semana Santa en Los Rastrojos está estructurada con una serie de actividades que abarcan desde la oración de la mañana del Sábado de Gloria, hasta la Adoración al Santísimo Sacramento y la procesión del Santo Sepulcro. Estos eventos no solo son momentos de reflexión y espiritualidad, sino que también fomentan el sentido de comunidad y el fortalecimiento de lazos entre los residentes. La culminación de estas festividades se celebra el domingo de resurrección con una misa y una procesión que presenta la imagen de Jesús Resucitado, simbolizando la esperanza y renovación que representa la Pascua.
La historia de la Iglesia Sagrada Familia es rica y significativa, habiendo sido establecida como parroquia en 1852. Desde su fundación, ha sido un refugio espiritual para la comunidad, marcada por acontecimientos históricos y la veneración de imágenes de gran importancia religiosa. La comunidad, que ha visto la evolución de su capilla a un Santuario Arquidiocesano, refleja una profunda conexión con su pasado y la reverencia por sus tradiciones. La figura de El Nazareno, considerada una de las más antiguas de Venezuela, tiene un lugar especial en el corazón de los habitantes, simbolizando su fe inquebrantable.
La creación de la cofradía de El Nazareno hace más de 17 años fue un paso importante en la preservación de esta tradición. Las gestiones de la coordinadora, Flor Canelón, han sido fundamentales para fortalecer el sentido de comunidad y el compromiso con la fe. La cofradía no solo se encarga de cuidar la imagen de El Nazareno, también organiza y coordina las festividades, haciendo un llamado a la unidad entre los feligreses. Esta hermandad ha permitido que la devoción y el amor hacia El Nazareno perduren en el tiempo, asegurando que futuras generaciones continúen con la rica tradición de Los Rastrojos.
En conclusión, la Novena a Jesús El Nazareno en Los Rastrojos es más que una simple celebración religiosa; es una manifestación de la cultura, la fe y la identidad de un pueblo. La comunidad, unida en torno a sus creencias y tradiciones, encuentra en estas festividades una oportunidad para reafirmar su vínculo con la fe y entre sí. La dedicación y entusiasmo de los habitantes, junto con la continua participación de jóvenes y artistas, garantizan que esta tradición siga viva, transmitiéndose de generación en generación, contribuyendo a mantener la riqueza espiritual y cultural de Los Rastrojos.