Celebración del Día de Sones de Negros: Un Legado Cultural en Venezuela
Cada 13 de junio, Venezuela celebra el Día de Sones de Negros, una manifestación cultural que integra la cosmovisión africana, aborigen y española. Esta celebración, que rinde homenaje a San Antonio de Padua, tiene su origen en el movimiento cultural La Guzmana, ubicado en el estado Lara, especialmente en Barquisimeto. La importancia de esta fecha radica no solo en sus raíces religiosas, sino también en su relevancia cultural e histórica, la cual se ve reflejada en actividades como la caminata desde el emblemático cerro La Cruz en Carora.
El evento, organizado por los devotos de San Antonio de Padua, consiste en un recorrido de aproximadamente 4.6 kilómetros, durante el cual los participantes visitan 18 altares. A lo largo de este trayecto, se llevan a cabo cantos y rezos que honran al santo. Según el cultor torrense Nidian Segueri, este encuentro no solo es significativo por su dimensión religiosa, sino que también integra una rica tradición cultural que debe ser preservada y promovida.
La historiadora Dulce Marrufo subraya la importancia de rescatar el legado del fenómeno conocido como "sones de negros", también reconocido como Tamunague. Este legado no debe limitarse a una única celebración, sino que debe ser incorporado en el ámbito educativo y cultural del país. Marrufo destaca que los “Sones de Negros” representan una de las expresiones culturales más completas de la nación venezolana, un verdadero testimonio de la fusión de diversas tradiciones.
Los “Sones de Negros” simbolizan la unión de pueblos originarios y africanos que, a través de su música y danza, han logrado expresar el sufrimiento y la resiliencia frente a la injusticia histórica y la esclavitud. Este movimiento cultural se originó como respuesta a la opresión sufrida a manos de los colonizadores españoles y en la actualidad, continúa siendo una forma de celebrar la identidad cultural del país.
En 2014, los "Sones de Negros" o Tamunangue fueron declarados Patrimonio de la Nación, un reconocimiento que refleja la necesidad de salvaguardar esta rica herencia cultural. Ahora, el desafío radica en masificar el conocimiento sobre esta tradición entre la población estudiantil, con el objetivo de fomentar un sentido de pertenencia y amor por la Patria. La educación juega un papel crucial en este proceso, alineándose con un enfoque “descolonizador” que busca mantener viva la cultura y las tradiciones ancestrales.
En conclusión, el Día de Sones de Negros no solo es una festividad, sino una oportunidad para reflexionar sobre la diversidad cultural de Venezuela. La celebración invita a todos a unirse en el reconocimiento de la historia compartida y a la preservación de la identidad a través de prácticas que unen a generaciones pasadas y presentes. La danza, la música y la devoción se entrelazan en este hermoso mosaico cultural que caracteriza a una comunidad vibrante y resiliente.