La Crisis de la Educación en Venezuela: Un Llamado a la Dignidad Salarial y el Cumplimiento del Calendario Escolar
Las recientes declaraciones del ministro de Educación, Héctor Rodríguez, han intensificado el debate sobre el cumplimiento del calendario escolar en Venezuela. Rodríguez subrayó la importancia de que las instituciones educativas garanticen los 200 días de clases establecidos para el periodo 2025-2026. Aunque los gremios docentes, como el Sindicato Venezolano de Maestros (SVM) y la Federación Venezolana de Maestros (FVM), manifiestan su disposición a seguir las directrices ministeriales, insisten en que el Estado debe asumir su responsabilidad en la creación de condiciones laborales justas y dignas para los educadores.
A través de un informe del SVM, se ha evidenciado que las condiciones educativas actuales son alarmantes. Durante el último año escolar, los estudiantes del turno matutino solo recibieron 71 días de clases, mientras que los del vespertino apenas alcanzaron 56 días. Esta cifra contrasta fuertemente con los 200 días estipulados por la ley, generando inquietud entre educadores y padres de familia. En este contexto, la ONG Formación para la Dirigencia Sindical (Fordisi) ha denunciado la suspensión arbitraria de salarios de más de 40,000 trabajadores educativos, una situación que deteriora aún más las condiciones laborales en el sector.
Las redes sociales han sido una plataforma clave para expresar el descontento de los docentes. A través de publicaciones como las de Gremio Docente, se ha criticado la presión ejercida por el ministro y las amenazas de suspensión salarial por el incumplimiento del calendario escolar. La narrativa sostiene que los educadores son quienes, con esfuerzo personal, subsidian la educación pública, en un contexto donde el Estado parece eludir su responsabilidad en la mejora de las condiciones laborales.
El sindicato docente apela a la Ley Orgánica de Educación (LOE) y al artículo 91 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, reclamando por un salario digno y el respeto a los derechos laborales, incluyendo el tiempo de descanso vacacional. A pesar de estas demandas, el Ministerio de Educación se mantiene firme en su calendario, que iniciar el 15 de septiembre y finaliza el 18 de julio, sugiriendo que la educación debe continuar incluso en diciembre y enero. La postura del ministro Rodríguez se considera “inaceptable” para muchos, dado que las condiciones socioeconómicas actuales impiden que los docentes cumplan con su labor de manera efectiva.
Argenis Aguilar, directivo de Fetramagisterio en el estado Lara, ha hecho hincapié en la necesidad de que el Ministerio no solo se preocupe por el cumplimento del calendario, sino también por ofrecer condiciones socioeconómicas adecuadas para los educadores. Según Aguilar, un docente que trabaja 54 horas semanales recibe un ingreso quincenal de entre 400 y 560 bolívares, lo que equivale a aproximadamente 4,10 dólares, una cifra que contraviene la obligación del Estado de proporcionar un salario suficiente para cubrir el costo de la canasta básica alimentaria.
La FVM añade que los actuales sueldos no permiten disfrutar de vacaciones, forzando a los educadores a buscar trabajos adicionales para sobrevivir. La preocupación de los sindicatos no se limita solo al cumplimiento del calendario escolar; también destaca la importancia de un salario digno que permita a los docentes vivir con decoro. “Garantizar los 200 días de clases es crucial, pero cumplir con el mandato constitucional de un salario digno es igualmente urgente”, afirman los representantes gremiales.
Por último, es notable que algunos representantes de los gremios se han mostrado renuentes a hablar con la prensa, en un ambiente donde varios líderes sindicales han sido detenidos. Esto refleja la grave situación de represión que enfrenta el movimiento docente en un contexto de crisis generalizada en el país. La combinación de la exigencia de un calendario escolar riguroso y la falta de salarios justos crea una tensión que no puede ser ignorada. La lucha por la dignidad y el respeto de los derechos laborales sigue siendo una prioridad para los docentes venezolanos.













