Denuncias por Detenciones Arbitrarias en la Industria Petrolera de Venezuela
El clima de inquietud en la industria petrolera venezolana se intensifica tras las recientes denuncias de detenciones arbitrarias de trabajadores en el Complejo Refinador Paraguaná, en Falcón. Oswaldo Ramos, miembro del comité central del Partido Comunista de Venezuela (PCV), ha calificado estas acciones como una “conducta anormal” que afecta gravemente el desarrollo de la empresa. La situación ha levantado alarmas sobre la forma en que el gobierno maneja las crisis laborales y las tensiones en el sector energético.
La exigencia de que se investiguen las detenciones surge en un contexto donde al menos treinta trabajadores fueron detenidos por motivos cuestionables, relacionados con la apertura de una llave que suministraba gasolina a un buque. Esta situación ha generado un profundo desasosiego entre los empleados, quienes consideran que la respuesta gubernamental es desproporcionada y está diseñada para silenciar cualquier tipo de disenso o protesta dentro de la empresa.
Visita de la Vicepresidenta y Nuevas Detenciones
La tensión aumentó aún más durante la reciente visita de la vicepresidenta ejecutiva y ministra de Hidrocarburos, Delcy Rodríguez, al complejo. Reportes indican que durante su estancia, fueron detenidos otros dos trabajadores. Las familias afectadas han expresado su temor al recibir información del Ministerio Público en Punto Fijo, donde se les aseguró que las detenciones eran parte de un “procedimiento de Caracas”. Este desarrollo ha despertado interrogantes sobre los métodos utilizados por el gobierno para gestionar denuncias y conflictos laborales en el sector petrolero.
Acoso y Amenazas a Trabajadores y sus Familias
El secretario de la Federación Unitaria de Trabajadoras y Trabajadores del Petróleo (FUTPV), Iván Freites, ha sido contundente en su análisis sobre el clima de miedo que se ha instaurado. No solo los trabajadores están expuestos a intimidaciones, sino también sus familias, quienes enfrentan el acoso y amenazas de ser procesados por delitos como terrorismo o saqueo. Este intento de “sembrar miedo colectivo” se interpreta como una táctica para desarticular la organización de los trabajadores y fortalecer el control del gobierno sobre la industria.
Intentos de Renuncia y Reacción del Régimen
La situación ha llevado a varios empleados a considerar la renuncia como una forma de protegerse del acoso constante. Sin embargo, sus intentos de dimitir han sido rechazados, lo que refleja un panorama desalentador para aquellos que buscan alejarse del clima de tensión y miedo en el sector. Además, las amenazas de prisión bajo acusaciones de traición a la patria han puesto de relieve la gravedad de la situación y cómo se ha normalizado el enfoque represivo del régimen hacia sus críticos.
Terrorismo de Estado y Pérdida de Legitimidad
El uso del terror como herramienta de control ha sido calificado por Freites como un “terrorismo de Estado”, un fenómeno que ha evidenciado la pérdida de legitimidad del régimen. Las tácticas represivas no solo afectan a los trabajadores, sino que también deterioran la confianza en las instituciones estatales. La comunidad laboral ve cómo sus derechos fundamentales son pisoteados, y el clima de represión se vuelve un obstáculo significativo para la recuperación y desarrollo de la industria petrolera en Venezuela.
Llamado a la Acción y Esperanzas de Cambio
La urgencia de investigar las denuncias y el llamado a la defensa de los derechos de los trabajadores por parte del PCV son pasos importantes en la búsqueda de justicia y transparencia en la industria. Sin embargo, la situación exige una respuesta decidida no solo del gobierno, sino de toda la sociedad venezolana para poner fin a este ciclo de violencia y represión. La lucha por los derechos laborales y la dignidad de los trabajadores del petróleo debe ser una prioridad, no solo para los afectados, sino para la construcción de un futuro donde prevalezcan la justicia y la equidad.













