La Herencia Africana en la Identidad y Cultura Venezolana
En la rica tapestry de la identidad y cultura venezolana, la herencia africana se erige como un elemento insustituible. La influencia africana no solo se manifiesta en la música y la danza, sino que también impregna la gastronomía, la vestimenta y las tradiciones espirituales. En este sentido, Luis Celis, presidente del Festival de Tambores de las Costas Venezolanas (Festacove), ha impulsado la propuesta de declarar el 21 de junio como el Día Nacional del Tambor. Este esfuerzo busca reconocer el tambor no solo como un instrumento musical, sino como un símbolo de resistencia y expresión cultural de las comunidades afrovenezolanas. La propuesta fue presentada en 2024 ante la Comisión Permanente de Cultura y Recreación de la Asamblea Nacional, en colaboración con varias entidades locales, resaltando la relevancia de esta manifestación cultural.
El 21 de junio coincide con las festividades de San Juan Bautista, donde el repique del tambor resuena con fuerza, marcando la celebración y la conexión con raíces ancestrales. La música siempre ha sido un medio de comunicación y resistencia en la comunidad afrovenezolana, y el tambor se convierte en el latido que une a las comunidades en una danza colectiva de afirmación cultural. Luis Celis menciona que “los latidos del corazón también son percutivos”, enfatizando cómo la cultura y la música están entrelazadas con la vida misma.
Además, el 10 de mayo se conmemora el Día Nacional de la Afrovenezolanidad, recordando la insurrección de los esclavizados liderada por José Leonardo Chirino en 1795, una lucha que marcó un hito en la historia de Venezuela. Este día simboliza no solo la resistencia ante la opresión, sino también la continuación de la lucha por la igualdad y el reconocimiento de los derechos de las comunidades afrovenezolanas. En la actualidad, la batalla no solo se libra en el terreno de la historia, sino también en los espacios educativos y culturales, donde se busca una educación que fomente el autorreconocimiento y el respeto por la diversidad cultural.
Uno de los principales desafíos destacados por Celis es la necesidad de una "educación para el autorreconocimiento", que facilite la comprensión y la identificación del endorracismo y las actitudes discriminatorias que persistiendo en la sociedad venezolana. Es crucial que las nuevas generaciones se educuen sobre la rica herencia afrovenezolana y los valores que esta representa. La educación, en este sentido, debe ser un puente que conecte las raíces africanas con una identidad venezolana renovada y consciente de su pluralidad.
A pesar de los retos, se han logrado avances significativos en el reconocimiento de las comunidades afrovenezolanas en el ámbito político y cultural. Según Celis, el Estado venezolano ha generado políticas que permiten espacios de participación y reconocimiento para estas comunidades. Activistas contemporáneas como Casimira Monasterios y Solciré Pérez han emergido como voces fundamentales en la defensa de la cultura y la identidad afrovenezolana. Estas líderes no solo luchan por la preservación de las tradiciones, sino que también promueven un futuro en el que la identidad afrovenezolana sea plenamente valorada y enseñada.
El camino hacia el reconocimiento de la herencia africana y la diversidad cultural en Venezuela es un esfuerzo colectivo que requiere del compromiso de todos los sectores. En un mundo cada vez más globalizado, la promoción y defensa de los valores culturales afrovenezolanos son vitales no solo para la comunidad afrovenezolana, sino para la identidad venezolana en su totalidad. Muchas de estas tradiciones, resaltadas por la UNESCO como patrimonio cultural, poseen un valor que trasciende fronteras, reafirmando la riqueza de la diversidad cultural en la historia de Venezuela y subrayando la importancia de la herencia africana en la construcción de un país inclusivo y diverso.
La celebración de estas tradiciones, la educación sobre la historia afrovenezolana, y la reivindicación de espacios en la sociedad contemporánea son parte del legado que las comunidades afrovenezolanas continúan construyendo. Al alzar la voz y reconocer sus raíces, están forjando el camino hacia un futuro donde la identidad y la cultura sean respetadas y valoradas en toda su riqueza y pluralidad. Así, la herencia africana se convierte en un faro de esperanza y resistencia, reafirmando que la lucha por la igualdad y el reconocimiento cultural es un camino que continua en el presente y que, sin duda, seguirá residiendo en el corazón de la identidad venezolana.