La historia de la Pastelería Mozart: Un legado de sabor y tradición
La Pastelería Mozart, un emblema del dulce en Caracas, es el resultado del esfuerzo y la dedicación de Giorgo Progonis, un griego que llegó a Venezuela en busca de un nuevo horizonte. Su viaje comenzó en Karditsa, Grecia, donde las cicatrices de la Segunda Guerra Mundial moldearon su vida. A los 28 años, Giorgo decidió dejar su país, comenzando un recorrido que lo llevaría a una vida llena de contratiempos, pero también de dulces recompensas. En 1975, con una pasión irrefrenable por la pastelería, fundó la Pastelería Mozart en el C.C. Concresa, marcando el inicio de una herencia que perdura hasta hoy.
La llegada a Venezuela y los inicios en la pastelería
En su llegada a Caracas, Giorgo se encontró en un mundo completamente nuevo, donde el idioma y la cultura eran un reto. Sin embargo, su amor por la pastelería lo llevó a buscar oportunidades en algún local. Pasó por la Pastelería Los Nietos y Dorta, donde no solo aprendió el idioma, sino también los secretos del oficio. Entre ventas de manzanas acarameladas y trabajos de repostería, se ganó el apodo de “pastelero migrante”. Fue en este contexto donde conoció a Doris Pacheco, quien se convertiría en su esposa y compañera en la vida y en el negocio.
La creación de la Pastelería Mozart
Después de años de trabajo y esfuerzo, Giorgo y Doris lograron encontrar un espacio en el C.C. Concresa. Con la ayuda de Guillermo Velutini, un empresario que vio el potencial en ellos, inauguraron la Pastelería Mozart. El nombre no solo hacía referencia al famoso café austriaco, sino que simbolizaba una fusión de culturas. En sus inicios, Giorgo utilizaba la pastelería como un laboratorio, creando y perfeccionando recetas, hasta que logró popularizar su versión única de los profiteroles, que rápidamente se convirtieron en un hit local.
El legado de los profiteroles y otros dulces
Los famosos profiteroles de la Mozart se destacaron por su particularidad: en lugar de helado, se rellenaban con crema pastelera y estaban cubiertos de ganache de chocolate. La fama de estos delicados postres se extendió rápidamente, atrayendo a una clientela leal que esperaba disfrutar de estas delicias cada fin de semana. Junto con los profiteroles, la Pastelería Mozart ofrecía una variedad de bombones y otros postres que han definida su identidad, todo producto de la pasión y el amor que Giorgo ponía en su trabajo.
Persiste la tradición y se mira al futuro
A lo largo de cinco décadas, la Pastelería Mozart ha evolucionado, pero su compromiso con la calidad y la tradición se ha mantenido intacto. Hoy, bajo la gestión de Fotiní y Doris, las recetas originales siguen vigentes. La pastelería ha sabido adaptarse a los retos que presenta el país, sin perder su esencia y calidad. Con un enfoque en la producción artesanal, la familia Progonis continúa la misión de Giorgo, asegurando que cada producto sea una experiencia memorable para sus clientes.
Un homenaje a Giorgo Progonis
Para rendir homenaje a su legado, su nieto Johan Perret-Gentil Progonis y su amigo Diego Vega Mata han trabajado en un libro titulado "Yo. Griego. Pastelero. Trabajo". Este proyecto busca compartir la historia de Giorgo y las anécdotas alrededor de su vida y su pasión por la repostería. Esta publicación, que saldrá a la luz en abril de 2025, coincidiendo con el aniversario de la Pastelería Mozart, es un ejemplo del impacto que el fundador ha tenido en su familia y en la comunidad.
La historia de la Pastelería Mozart es un testimonio del poder de la perseverancia, la pasión y el amor por la tradición. Con un legado que trasciende generaciones, esta pastelería no solo endulza los momentos de Caracas, sino que también narra la rica historia de una familia que ha sabido mantener viva su herencia cultural a través de la repostería.